lunes, 19 de octubre de 2015

Las pototas

Peripecias de una aventurera inicio como un proyecto personal visto que me iba a vivir a España. Sentí que era la oportunidad para hacer lo que siempre me ha apasionado: escribir. 
En ese proceso encontré mucho de mí y mucho de los demás en mí.

Hace un tiempo leí que cuando una persona se va de mi vida, deja un poco de sí en mí y se va con un poco de mí. No sé cuántas veces me he despedido, ya perdí la cuenta (creo que tampoco deseo llevar la cuenta, valgan verdades). Me he despedido diciendo "hasta nunca", de quienes más amé y amo (y amaré hasta el fin de mis días); me he despedido diciendo "hasta no sé cuándo", de quienes no he tenido intención de volver a ver (y supongo que ha sido igual del otro lado); me he despedido diciendo "hasta muy pronto", de quienes me ha dolido el alma saber que la distancia (y un avión de unas cuantas horas y mucho dinero, claro está) era lo único que nos separaba.

Escribo cuando más triste estoy o cuando más nostalgia alberga mi corazón). Ahora escribo por lo segundo. Ver a mis amigas, quienes me conocieron justo cuando emprendí el sueño más grande que tenía en la vida, ha sido, es y será hermoso y, a la vez, retante. Y agradezco a Dios por su infinito amor conmigo y darme estas oportunidades. Efectivamente, emprendí una despedida hace pocos días y ha sido triste. Quisiera decir que "de las despedidas de aprende y que saber decir adiós es crecer", pero no. Me duele, me dolió, me tocó esa herida que yo misma no quiero tocar: decir adiós.

Soy una mujer fuerte, temeraria, valiente, arriesgada... Por lo general, en mi vida, me lanzo, a ver qué sucede. Muchas veces me ha dolido... Otras veces no tanto. Pero cuando no ha dolido es cuando realmente no me he entregado a lo que quería o sentía... Y aquí vienen las reflexiones sobre estas cuatro grandes mujeres que acompañaron estos diez días a mi lado.

Hace menos de 24 horas, la muy sabia Farah me dijo "hay que arriesgarse, no sabes lo que puede pasar, pero puede que pase lo mejor y eso será, así sobre todo en el amor". Mi amiga sin haberle dicho mucho leyó mi corazón (y ahí es cuando descubres que realmente esa persona que toma de tu mano es tu amiga de corazón y que Dios nos puso en el mismo camino por una buena causa). Y hace semanas vengo pensando en eso. ¿Me arriesgo o no me arriesgo? ¿Digo que lo amo o no le digo? La pura verdad es que lo amo. Cuando pienso en él mi corazón sonríe. Farah me demostró con su ejemplo (y no con sus palabras) que apostar por el amor es lo más grande que le puede suceder a una mujer de corazón bueno como el de ella. Hoy la veo con su hermosa familia y me maravillo y me alegro de que ciertamente su apuesta llegó a buen puerto y hoy disfruta de esa fortuna que cosechó. La admiro. Es mamá, es esposa, es directora, es amiga, es compañera, es cómplice. Es una mujer con los pies bien puestos sobre la tierra.

Y así este viaje fue andando sobre miles de experiencias sobre miles de creencias, sobre miles de conversaciones.

Hace pocos días, la bella Fanny me dice, "tú eres una de las que más ha cambiado en estos cinco años, solo mírate". Sé lo que su corazón quiso decir y se lo agradezco. Los corazones de las mujeres conversan de maneras extrañas. No precisamos decir lo que exactamente nos pasa, solo necesitamos mirar a nuestros corazones y encontramos lo que la boca no quiere decir. Gracias, Fanny, fueron cinco años de mucho muchísimo aprendizaje, de muchas lagrimas, de muchas risas, de mirar hacia adentro y tocar todas y cada una de mis heridas y darles música, susurrarles cuánto amor había escondido para ellas...
Fanny, la -hoy- esposa de Mario, la mujer, la amiga, la esposa, la hija, la hermana, me muestra con amor, con dulzura, con ternura, que el amor es mas grande que decir "te amo", el amor es la construcción de mostrar quién esencialmente eres, quién esencialmente soy. Ella, sin querer queriendo, como diría el Chavo, me ha mostrado lo que es amar y estar sorprendida día a día de ese amor y agradecerlo con cada centímetro propio...

Y siguió el viaje. Con reflexiones, con miradas cómplices, con risas estruendosas y con lagrimas de compasión, de alegría, de vida, de pena, de bienvenida, de despedida...

Recuerdo la noche del lunes contándole a Marina un poco de mi vida y ver su rostro y lo que me decía. Marina es una de las personas que me siento orgullosa de poder decir que es mi amiga y que la amo con todo mi corazón... Como le escribí por whatsapp ayer (domingo 18 de octubre), ella fue la primera persona que conocí en el intercambio, la primera persona a la que le hablé y de quien decidí que quería ser amiga, no una amiga más, no, quería ser amiga de una persona que retara mi forma de ver el mundo, mi forma de entender la vida, mi vida en completo... Marina fue eso y mucho mas. Es una mujer espectacular, con una sola palabra construye o destruye puentes y eso es genial, ella ama u odia, no hay términos medios... Y así es como debe ser el amor (creo yo). Marina es sincera, franca, honesta, te mira con sus ojos y todo lo dice, porque tiene una forma de entender sin escuchar una sola palabra, solo con mirarme, sabe de qué hablar y sobre qué callar y es que ella es así, es sabia.

Y el viaje fue iniciado de una manera peculiar. En abril veo unos pasajes a un buen precio y le escribo a mi hermana Pamela (yo no tengo hermanas de sangre, más sí de corazón), que estaba en el otro lado del mundo (en alguna parte del Sudeste asiático). Y solo me da una señal: "tú elige las fechas y compra". Así fue. Iniciamos y terminamos el viaje juntas (como muchos viajes en nuestras vidas y este es el inicio de muchos otros). Ella llora por mí. La China es una persona especial, hay que saberla amar. Y con esto soy bien especifica. Ella es buena, solidaria, noble, bondadosa, generosa, pero no se va a entregar fácil, a la China tienes que demostrarle que vales la pena y eso admiro de ella: ella se sabe querer, se hace valer y es un honor poder llamarla "hermana". Ella mira con recelo mis locuras, así como yo miro con recelo las suyas. Cada una a su manera tiene una dosis de locura... Y estamos ahí, riéndonos de la vida y quejándonos de que no tenemos dinero (pero viajamos fuera de Perú por lo menos 3 veces al año, jaaaaaaaajajajaja). Nos gusta quejarnos un poco. Ella es brillante y te lo hace saber con una sola explicación. La admiro y mucho. Convencida de sus principios, de sus ideales, de sus pasiones, es un modelo a seguir sin duda. Esa pasión con que emprende su vida me hace entender que ella tiene un valor muy importante en mi vida.

Gracias, amigas. No me alcanzará la vida para agradecerles tanto aprendizaje... tanto amor... tanta felicidad... Tanto de todo. Gracias gracias gracias. Que Dios les dé diez veces lo que me da a mí, porque lo merecen. Las amo, de verdad, las amo.

Te amo, Farah.
Te amo, Fanny.
Te amo, Marina.
Te amo, Pamela.

Gracias por dejarme ser parte de sus vidas ❤️